Todavía hoy conservo esa portada que tanta gracia me hizo. Vino conmigo cuando dejé la casa de mis padres y conmigo ha seguido, celosamente guardada en mi "caja de los recuerdos" (una caja que va poco a poco llenándose de polvo y que casi nunca he vuelto a abrir por lo que me cuesta sacarla del armario en el que la metía hace años), hasta que esta mañana la he abierto para volver a sonreír viéndola.
Con la muerte de Mingote se ha cerrado de golpe la ventana por la que, durante muchos años, me asomé a una sociedad en constante evolución. Recuerdo que, cuando los fines de semana me levantaba a una hora que yo creía temprana, lo primero que hacía era abrir la puerta de la cocina a ver si estaba allí, esperándome, el ABC. Normalmente, no solía ser así: mi padre siempre amanecía mucho antes y "acaparaba" el periódico durante media mañana. Mientras, el resto de la familia esperábamos a hacernos con el ansiado botín porque, para el que más madrugaba, era el tesoro que acompañaba el feliz momento del desayuno. Entonces, yo, la más dormilona, lo único que le pedía era "un momentito para ver el "chiste" de Mingote" porque, siempre solía ser la última en el turno de lectura.
Ayer ABC rindió un bonito homenaje al más antiguo de sus colaboradores. En cada una de las secciones del periódico publicaron una de esas viñetas intemporales con las que Mingote retrataba, a mi gusto magistralmente, nuestra sociedad. Quizá, cuando en la próxima manifestación los vándalos decidan hacer suyas, a su manera, las calles de las ciudades, ABC podría rescatar del olvido esta portada, aunque dudo que hoy ninguna madre corra en defensa de quienes "defienden" con la violencia y el terror "sus intereses", pero esa es otra historia.
En fin, ¡ADIÓS MINGOTE, te echaré de menos!
1 comentario:
Muy buena la portada. Recuerdo que nos reímos viéndola en casa.
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