miércoles, 7 de octubre de 2009

Nuredin, 99.5

A ver, que nadie se piense que el 99.5 es la frecuencia en la que emite una emisora de radio llamada Nuredin, ni nada similar. Aunque la radio si que es el medio a través del que el Gobierno comunica a los mejores alumnos del Tigray, si han pasado o no el examen que les permitirá estudiar en uno de los mejores colegios de Etiopía, que está bien cerquita de Wukro, en Mekele. Cuando escribo esto, no sé todavía el resultado del examen, pero en cuanto reciba la noticia, os la cuento. Porque a Nuredin le convocaron a las pruebas unos dias antes de nuestra vuelta a España.
Nuredin tiene 14 años y ha terminado este año los estudios de grado 8 con una espectacular nota media de ¡99.5 sobre 100! La misma nota que ha sacado en todos los cursos anteriores. Nuredin es PER-FEC-TO, de verdad. Es un niño especial, que llama la atención no sólo por su belleza sino por su educación y simpatía. Nuestra estancia de este año coincide con el Ramadán y Nuredin, que es musulmán, cumple con el ayuno a rajatabla. Al final del día, cuando los niños se reunen a jugar en la misión, a Nuredin le fallan las fuerzas. "Si juego al futbol, el corazón me va muy deprisa... Y tengo que dejarlo". Algo de pena si me da, aunque él no parece sentirse afectado. Además, siendo egoísta, debo confesar que me alegro: así disfruto más con él.

domingo, 4 de octubre de 2009

Cuestión de Justicia

Si hay algo en lo que coincidimos todos los que conocemos a Ángel Olaran es en afirmar, sin dudarlo, que este misionero es bueno por naturaleza; por eso, su labor en Wukro es tan enorme como su corazón. Aparentemente, hay pocas las cosas que alteran a Abba Melaku, siempre conciliador y dispuesto a que en su pequeño mundo reinen la paz y la armonía. Pero la mirada, tan difícil de controlar, le puede jugar malas pasadas… A veces sucede tras la cena, en esos escasos momentos de tranquilidad que se concede en el día y que permiten disfrutar de su conversación pausada y de su palabra certera. Otras veces es mientras le acompañas a una visita, o en el coche… Entonces es cuando Ángel se explaya y saca a la luz esos pensamientos que le acompañan constantemente. Palabras que encierran grandes dosis de denuncia ante ciertas actitudes y promesas de cambiar el mundo, que no son más que lavados de cara ante la galería. Su actitud cuando habla es sosegada, pero sus ojos brillan con indignación, porque no pueden mentir y Ángel se revuelve ante la cicatería humana.
Una noche, mientras caminábamos a la luz de la linterna de vuelta a la misión, tras la visita nocturna a algunos de los niños, Ángel nos habló de Justicia, de Justicia con mayúsculas. Al fondo de la calle, la luna llena nos permitía distinguir aún las figuras de algunos de los niños que nos habían acompañado un trecho del camino. Todavía se oían sus voces alegres y sus risas.
- “Esta es una de las imágenes que me acompañan luego en España durante el año. Los niños felices, perdiéndose en las sombras de la noche”.

Abba Melaku.