El sábado 20 de noviembre
se celebró en todo el mundo el Día Internacional del Niño. Este es un buen motivo para recordar que, a pesar de que, teóricamante, la infancia goza de leyes especiales que la protegen no hace falta ir demasiado lejos, quizá tan solo con dar la vuelta a la esquina, para encontrarnos con los derechos de los niños violados ante la pasividad y, a veces, la connivencia de las autoridades y de la propia sociedad.
Las millones de niños pobres y hambrientos; los marginados y explotados; los enfermos sin asistencia; los que mueren por causas prevenibles y tratables; los que viven en la calle; los que trabajan; los que juegan a ser soldados en ejércitos de adultos; los prostituidos, los desplazados de sus hogares, los refugiados… nos indican que, las cosas están fallando. Y los culpables, claramente, no son los niños.
Quiero compartir con vostros un experiencia que viví en la ciudad de Granada, en Nicaragua, que me permitió conocer muy de cerca lo que verdaderamente es la infancia maltratada.